miércoles, 8 de octubre de 2008

Antología Latinoamericana Un Canto a Iberoamérica: Rolando Salas Cabrera

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Rolando Salas Cabrera
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Vengo de Chile; tierra en la cual nací el año 1939.
Desde 1974 vivo en Europa, donde llegué, huyendo del fascismo de Pinochet en Chile. Viví en el exilio en Berlin Occidental y el año 1986 decidí establecerme en España. Durante toda mi vida he trabajado en el teatro, primero como actor y luego en España como profesor de Arte dramático y Director. En Chile me dedique largos años al trabajo con títeres. Una expresión artística entrañable que languidece. El teatro y los títeres forman la personalidad de quien se dedica de la manera como lo he hecho, por necesidad y por pasión. En Alemania comencé a escribir poesía, más en serio, y publiqué mi primer volumen, en forma artesanal: La Serpiente y los signos. Luego vendría Atardecer, en edición bilingüe, Los ríos de la noche (también bilingüe) y ya en España el cuaderno: A la sombra del tiempo atardecido. En el 2002 se reunieron mis poemas a lo largo de treinta años y publiqué una Antología: La puerta de los sueños. Por último en este año del 2008 salió a la luz una serie de escritos en prosa y en verso titulados Tránsito de Otoño y un volumen que agrupa mis poemas más últimos, titutulado Poemas de Abril.
Sin publicar tengo escrita una novela, algunas obras de teatro y un volumen de relatos.
www.el-rincon-de-galvarino.com
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Invierno

Ha llegado la lluvia.
Oculta ha caminado entre las lágrimas.
Porque este tiempo ha sido
más bien un desconsuelo.
Huimos sin embargo
de lirios enlutados.
Hay momentos lindos,
infinitos,
cuando el encuentro con tus ojos,
la sangre me llena
de pálidas violetas.

He cerrado la puerta a la tristeza,
pues la miro posada en los ojos
de la gente que llega,
con su hambre y su miedo
como una vez llegué:
desarbolado.

El mundo es una barca
florecida de sueños
que se afanan,
desgarrada entre el mar y la congoja.
Los recién llegados atesoran
un secreto más viejo que la aurora.
Platican con la mar
su larga letanía,
y muriendo en vida se abandonan
al Dios líquido,
que es sólo una lágrima encerrada
en los cósmicos cristales
de la Casa sin fin.

Por eso mis motivos y los tuyos
aparcan sus gemidos.
Hay que llenarse las manos
de panes y jacintos;
hay que platicar contra los muertos
que custodian la puerta de los sueños.
Pero además pasó el otoño
y me ha besado su lámpara amarilla.

Hoy celebra el invierno
su azul melancolía,
muriendo van las hojas
enfermas de belleza.

Sin embargo, ya ves, anochecido,
se muere la sonrisa
y parezco un pájaro que ha perdido sus alas
Repta la pena tenaz
en sus desvelos.
En el pétreo esqueleto de la orilla
agoniza un niño,
con los ojos hambrientos de preguntas
y el mundo se hace sueño.

Se hace sueño. Y desgarro. Y abandono.
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Alegría
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Y con la lluvia llegás y la alegría
planta en mi corazón
su semilla de trigos.
Y si bien son los ojos
que saben del invierno,
los centinelas tristes
de la pena,
hay un cántaro de trinos y murmullos.
Hay una escritura de rosas entreabiertas.
Hay un vuelo de luz enamorada.
Y mi cuerpo que es tierra
toca el cielo.
Y mi boca que es piedra
se hace signos,
y tornan mis manos
a ser sólo caricia,
violeta enamorada
de la tarde.
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Nuestro amor
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¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo, la vieja
vida en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el viento y para el polvo
Antonio Machado
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Larga mirada ha sido
amor, la nuestra.
Hemos visto
como el mundo caía,
volvía a levantarse,
desmayaba de nuevo
y mientras tanto,
corría la pena por la calle
como un río.

Sufrimos en silencio
y en silencio nos amamos.
Testigos hemos sido
de unos días injustos,
de un sendero preñado de tragedias.
Pocas veces la alegría coronó
las ventanas.

Era el final de un siglo
que no soportaba ya
su carga de encono y de barbarie.
Y es la materia del amor
una brisa muy leve,
que ha intentado en las sombras,
aventar la muerte.

Y llegó este tiempo nuevo y su guadaña:
el espanto, la guerra, la mentira,
y son las esquinas de la tierra
un páramo de llanto.

Pero nos queda el temblor
de las caricias:
el rumor de la entrega,
con todo su equipaje
de sombra y desvarío.
Nos quedan la palabra y las manos
para levantar al ofendido.
Nos quedan la conciencia
y las derrotas,
Un tenaz encantamiento de suspiros.
De luz repleta la mirada,
hasta que retorne la esperanza
como una flor de abril.
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Hoy
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Haití Ruanda Sudán Afganistán Kósovo
Chechetnia Etiopía Irak Palestina... etc.
¿Qúe son, fantasmas, nombres, símbolo
de la vergüenza que nos mancha?
¡Ahora esto! Asia yerta sobre el mar y sus rencores.
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Hoy. Día absurdo, sin embargo tan cierto como mi pasión de espinas.
Hoy. Tiempo y sangre regando la piel negra del dolor.
Hoy. Rubí de lágrimas enamoradas de la muerte.
Extraña madreselva que trepa por las venas, cada hoy, cada minuto,
negándonos la esencia de los besos,
rompiendo la cáscara de la fruta del amor que vuela.

¿Cómo amarte amor, si la noticia se muere sin consuelo
junto a mi esqueleto,
junto a mi plato de comida diaria,
junto a los ojos del amor que llora en la distancia?

¿Cómo morirme entre tus pechos
si los ojos necesito para ver y llorar,
si la boca, para mugir mi queja y mi alegría,
si las manos, para golpear una escritura
en hierro cincelada?
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La flor de tu sonrisa

Te encuentro cerquita de mi casa,
de mis penas,
y en tus ojos despierta una sonrisa
como una brisa de misterio,
un tenue anhelo inacabado,
susurrando una dulce congoja
en el último rincón del corazón.

Yo la atrapo amor como se coge
en el aire el leve vuelo
de una golondrina despistada.
La aprisiono en mis manos
como una piedra mágica,
que guarda en sus entrañas
el secreto más profundo de tu suerte.

Dejame disfrutar de ese milagro
y sigue tu camino
sin pesadumbre alguna.
Yo soy sólo una sombra
que busca la palabra
más cercana al alma de las cosas,
que indaga en el silencio
el secreto y la flor de tu sonrisa.
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La noche
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Abierta está la noche,
como un racimo oscuro,
y es una sombra viajera que no cesa
su dulce letanía.
Vestida de ojos y luciérnagas
la noche es sólo el ansia
de embestir la luz
y su apariencia.

Su cuerpo es una boca
que canta sus secretos.
La noche es una amiga
que camina a ciegas
por los huesos,
y se ilumina con el tizón
del vino y su nostalgia.

Mas todo pasará,
entre la melancolía de los besos
y la mustia caricia de la pena.
En el camino transitamos
como polvo y olvido.

Pero la Reina de la noche
montada en un corcel de sombras,
para mí ofrendará,
en la punta de mi deseo azul,
una abierta rosa oscura, humedecida
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Mensaje al lector:
Cada Poeta participante acepta su responsabilidad exclusiva de sus contenidos literarios de sus creaciones. También esta Antología puede ser publicada en las páginas web de cada Autor o ser replicada por otros medios como ser fónico, magnético, fílmico, siempre y cuando los autores den su consentimiento expreso a quien desee promulgar esta Antología. Si algún Poeta tiene la iniciativa de inscribir en su país el derecho de autor, éste deberá quedar a nombre de todos los Escritores. Para fines expresamente literarios, quien coordina el Proyecto es el Doctor Atilio Laurence Almagia.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pareces todo un poetazo ¿cómo es que no te conocí hasta ahora? No entiendo mucho de poesía, pero a los poetas buenos hay que leeros casi por obligación, porque nos hacéis reflexionar con vuestras palabras sobre nuestros propios sentimientos, a los que los profanos no sabemos poner palabras ni decir como hacéis los poetas. Crista (de MM)